viernes, 15 de marzo de 2013

EL CONSUMO INTELIGENTE


El consumo consiste en la utilización de productos y servicios para satisfacer nuestras necesidades o deseos.
Cuando adquirimos bienes y servicios de una forma descontrolada, porque erróneamente entendemos que ello implica una mayor satisfacción personal e incluso felicidad, hablamos de consumismo.


Hábitos como el acaparamiento de productos innecesarios, la ostentación o el despilfarro son propios del consumismo.
El consumismo conlleva una serie de efectos negativos a nivel individual, sobre la salud y la situación financiera, y también a nivel colectivo, sobre los recursos naturales y sobre el medio ambiente.
Hablamos de consumo inteligente cuando el uso de los productos y servicios cubren nuestras necesidades básicas y nos aportan una mayor calidad de vida.
El consumidor que sabe lo que realmente necesita, que elige los productos y servicios adecuados por calidad y precio, que no gasta innecesariamente, que conoce sus derechos, que minimiza el impacto de su consumo sobre los recursos naturales y el medio ambiente y que es crítico con las empresas que no son socialmente responsables es un consumidor inteligente.
Durante los últimos años asociaciones de consumidores y usuarios, ecologistas y otras organizaciones sociales han añadido otros calificativos al consumo, como responsable, ético, saludable, sostenible o solidario.
Responsable: consumo que tiene en cuenta no sólo la satisfacción de las necesidades reales del individuo, sino también la conservación del medio ambiente y la igualdad social.
Saludable: consumo de productos beneficiosos y mantenimiento de hábitos de vida que mejoren la salud.
Ético: consumo que tiene en cuenta las implicaciones sociales y valora las opciones más justas, solidarias y ecológicas.
Sostenible: consumo eficiente que propicia un desarrollo sostenible, es decir, que permite satisfacer las necesidades del presente sin perjudicar a las generaciones futuras.
Solidario: consumo de productos de comercio justo, que repercuten directamente de forma positiva sobre la producción y la artesanía de países pobres.

Algunos consejos para consumir de forma inteligente:
• Planificar lo que se va a comprar, es decir, mirar lo que hace falta y calcular las cantidades
necesarias.
• Comparar calidades y precios de los productos y servicios.
• Dar mayor valor a la calidad que a la cantidad.
• Fijarse en las fechas de caducidad.
• Evitar el uso de envases y embalajes innecesarios.
• Comprar productos más duraderos.
• Compartir o pedir prestado mejor que comprar.
• Comprar únicamente por Internet en sitios seguros.
• Preferir los productos con envases retornables.
• Comprar productos reciclados o reciclables.
• Regalar servicios mejor que productos.
• Reducir el consumo de energía y otros suministros en la vivienda.
• Reutilizar las bolsas de plástico como bolsas de basura.
• Reciclar los residuos.
• Recuperar los cartuchos de tinta de las impresoras.
• Seguir la regla de “las cuatro erres”: reducir, reutilizar, reciclar y recuperar.

¡¡¡ATENCIÓN!!!
Debemos valorar más los productos por sus características, calidad y adecuación a
nuestras necesidades que por su imagen publicitaria.
Si tenemos en cuenta éstas y otras recomendaciones análogas obtendremos un ahorro económico
y una mejor calidad de vida para nosotros y para las generaciones futuras.
Actualmente, existen multitud de entidades dirigidas a la información de los consumidores y a
la protección de sus derechos, tales como oficinas del consumidor dependientes de las administraciones
públicas y asociaciones de consumidores y usuarios.
En estas entidades podemos encontrar información muy detallada por temas (nutrición, vivienda
y energía, transporte, telecomunicaciones, ocio y cultura, vacaciones, ahorro e inversión,
etc.) sobre la mejor forma de realizar un consumo inteligente

Juego: Consume de manera inteligente

Hay muchas formas de consumir. ¿Cuál es la tuya?

http://www.finanzasparatodos.es/gepeese/es/ludoteca/recursoAsociado/Consume_de_manera_inteligente/admin_CNMPIZA.swf

El documental - Comprar, tirar, comprar



¿Por qué los productos electrónicos duran cada vez menos? ¿Cómo es posible que en 1911 una bombilla
 tuviera una duración certificada de 2500 horas y cien años después su vida útil se haya visto reducida 
a la mitad? ¿Es compatible un sistema de producción infinito en un planeta con recursos limitados?
El documental, dirigido por Cosima Dannoritzer y coproducido por Televisión Española, es el resultado
 de tres años de investigación, hace uso de imágenes de archivo poco conocidas; aporta pruebas
 documentales de una práctica empresarial que consiste en la reducción deliberada de la vida de un
 producto para incrementar su consumo y muestra las desastrosas consecuencias medioambientales
 que se derivan. También presenta diversos ejemplos del espíritu de resistencia que está creciendo
 entre los consumidores y recoge el análisis y la opinión de economistas, diseñadores e intelectuales
 que proponen vías alternativas para salvar economía y medio ambiente.


Tirar la casa por la ventana


¿Sabías de dónde viene la expresión "Tirar la casa por la ventana"?

¿Sabías de dónde viene la expresión "Tirar la casa por la ventana"?
Se dice que alguien tira la casa por la ventana cuando comienza de repente a hacer gastos superiores a los que acostumbraba. Esta expresión tiene su origen en la costumbre que había en el siglo XIX de arrojar por la ventana (literalmente) los enseres de la casa cuando a alguien le tocaba la lotería.